Cuentan que Al-Hacan I fue un dirigente inflexible que gobernó con mano férrea la ciudad y la provincia de Toledo. Corría el año 793.
También cuentan que tuvo 19 hijos y que su preferido fue el conocido como Abderrhaman II (Abderramán). Lo de “segundo” le vino heredado de su bisabuelo que era Abderramán I. Lo que también heredó a los treinta años de edad, fue el trono umeya de Córdoba.
Bajo el mandato cordobés se encontraban estas tierras murcianas que tan bien conocemos. En aquella época eran conocidas como Cora (o provincia) de Tudmir (o Teodomiro) y contaba como ciudad fuerte con Orihuela. Una tierra alejada de Córboda y problemática, donde frecuentemente se montaban batallas y revueltas por el control del lugar.
Cuentan que Abderramán II era más paciente e inteligente que su padre y que enseguida comprendió que era la ciudad de Ello el foco conspiratorio contra su reinado en la Cora de Tudmir.
islam Murcia Abderramán II y la fundación militar de Murcia
No le tembló la mano y envió a Ibn Malik, uno de sus militares de confianza. Éste tenía una misión muy concreta: arrasar la ciudad de Ello y fundar otra nueva urbe que se erigiera como nueva capital de Tudmir.
Malik cumplió los dos objetivos a la perfección. Tanto es así que los investigadores aún están buscando la ciudad de Ello. Algún experto apunta a que esta misteriosa ciudad arrasada hasta los cimientos, podría encontrarse en los alrededores de la localidad murciana de Algezares. Pero casi todas los indicios apuntan a que se trata de la ciudad manchega de Minateda (Hellín).
El segundo objetivo también lo cumplió muy bien. Bajo las órdenes de Abderramán II, el 4 Rabi l del 216 de la Héggira (21 de abril del 831), quedó fundada en la Vega del Segura y a orillas de su río, la ciudad de Murcia.
Como homenaje al fundador, en Murcia se levantó un monumento que se encuentra frente al edificio de La Convalecencia y cerca del Puente de Hierro. También hay una calle con el nombre de Abderramán II, se encuentra paralela a Ronda Norte.